martes, 19 de diciembre de 2006

Si bebes, no filosofes

O la borrachera antológica de Fernando Arrabal. El mineralismo va a llegaaaaaaaaar.....

lunes, 18 de diciembre de 2006

EL POETA ALTERNATIVO


Esto apareció en El Correo, el domingo 3 de Diciembre, y aunque lo escribí yo, aparecía firmado por Pablo Martínez Zarracina.
Cincuenta años después de la publicación de “Howl” (“Aullido”), se editan simultáneamente una biografía de Allen Ginsberg, considerado uno de los padres espirituales del hippismo y del Flower Power, y una selección de su obra poética.

Imaginen a Walt Whitman vestido de hippy, barrigón como un Buda, con gafas de sol, pinta de predicador y recitando poemas obscenos. El resultado aproximado pudiera ser Allen Ginsberg, un personaje excesivo, que participó activamente en los grupos contrarios a la guerra de Vietnam, y en el Movimiento por los Derechos Civiles, que reivindicaba el consumo de drogas, reconocía abiertamente su homosexualidad y fue arrestado en varias ocasiones. La comparación no es gratuita. Whitman fue su maestro en cuanto a temática y técnica, y en varios poemas, Ginsberg se refiere a él como su “amado padre”. Los dos escribían poesía narrativa y usaban el verso libre, de apariencia espontánea.

Ginsberg, que era capaz de producir largos poemas enumerativos, colocado de peyote, en una sola noche y sin apenas correcciones posteriores, se convirtió, en la década de los cincuenta, en un personaje muy mediático, que trascendió el ámbito literario para transformarse en un “airado mesías urbano”. Sus intervenciones en radio y televisión fueron siempre controvertidas, y sus recitales, verdaderas performances, en las que Ginsberg, apasionado y casi siempre pasadísimo, tan pronto cantaba sus versos como le daba por llorar.

El 7 de Octubre de 1955, en una galería de arte del San Francisco más underground, y con sus amigos Lawrence Ferlinghetti y Jack Kerouac entre el público, Ginsberg soltó un “Aullido” de versos crudos, explícitamente sexuales, y alejados de los estándares y el decoro académicos. Algunos críticos calificaron aquella noche como la del renacimiento poético de la ciudad. El título completo es “Aullido por Carl Salomon”, en homenaje a un demente internado en el mismo psiquiátrico en el que Ginsberg visitaba a su madre. “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas, histéricas, desnudas, / arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo...”. Desde el comienzo nos sorprende lo poco convencional de sus líneas, escritas con lenguaje vernáculo (corriente) y en las que el ritmo y las pausas se adaptan a la respiración del lector, un estilo “inventado” por Whitman y que marcaría la poesía contemporánea.

Ginsberg supo ver la importancia que la música popular tuvo en una época marcada por la desilusión política, las drogas y el amor libre. A finales de los 60 pasó temporadas en Inglaterra, conoció a los Beatles, con quienes mantuvo una relación intermitente, y fue la estrella invitada en las movilizaciones a favor de la legalización de la marihuana, que tuvieron lugar en Hyde Park. Ginsberg arengaba a los presentes con un micro y un amplificador, lo que está absolutamente prohibido en los parques ingleses. Cuando la policía llegó para confiscarle el material de megafonía, él les ofreció una flor con una mano, les tendió el micro que llevaba en la otra, y continuó su discurso, ya sin micrófono. De quien sí se hizo muy amigo fue de Bob Dylan. Con él compartió escenarios y kilómetros en la gira “Rolling Thunder Revue Tour”, de 1975. También participó en conciertos de grupos míticos, como los Fugs o Jefferson Airplane. Su poesía ha influido decisivamente en músicos como Jim Morrison o Lou Reed. Con Mick Jagger no colaboró en absoluto, pero sí que era el encargado de pasarle los ácidos, que el líder de los Stones iba a buscar con chofer.

El término beat, que no sólo remite a una generación poética y americana, sino que caracterizaría el modo de vida de un montón de jóvenes en todo el mundo, fue acuñado por Kerouac, y juega con las palabras “beaten” (derrotado, vencido) y “beatific” (beatífico). Los beats eran románticos, inconformistas e ingenuos. Querían cambiar el mundo, odiaban el estilo de vida americano y tuvieron experiencias casi místicas gracias al LSD. Los miembros principales del movimiento fueron Kerouac (“En el camino”), Burroughs (“El almuerzo desnudo”) y el propio Ginsberg (“Aullido”).

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1926: Nace en Newark, New Jersey. Fue un niño tímido y complicado, marcado por los ataques mentales de su madre y por el temprano descubrimiento de su homosexualidad.

1943: Ingresa en la Universidad de Columbia, donde conoce a Jack Kerouac y W.S. Burroughs. Se hacen inseparables.

1965: Es expulsado de Cuba por criticar la campaña de Castro contra los homosexuales.

1970 Conoce al gurú tibetano, Chogyam Trungpa Rinpoche y empieza a interesarse por la filosofía zen.
1974: Le nombran miembro del Instituto Americano de las Artes y las Letras, la mayor distinción para un escritor estadounidense.

1997: Muere de cáncer de hígado en su apartamento.

UN CUENTO

Lo que sigue es un estupendo cuento (como casi todos los que escribe) de Enrique Mochales. Enrique tiene un blog, muy recomendable: www.mondomochales.com en el que incluye relatos, poemas y comentarios muy originales.

NOS CASAREMOS EN LAS VEGAS

"Nos vamos a Las Vegas", acordamos. "Nos casamos". Aquel día lo pasamos en la carretera. Llegamos al hotel y nos desvestimos. Teníamos sueño. Amaneció y nos pusimos de nuevo en marcha. Viaje y más viaje. Piedras y pedruscos. Señales y buitres grises. Atardeció y llegamos de nuevo al motel. "Friedrich", dije, "¿No acabamos de recorrer setecientos kilómetros hoy?". Friedrich bostezó: "Sí". "Entoces", dije yo "¿Por qué pasamos la noche en el mismo motel?" Fijate, el cuadro es el mismo, la alfombra, la cama,todo. Incluso el recepcionista me ha parecido el mismo que el del motel anterior". Friedrich bostezó nuevamente: "Tranquila", dijo, "yo sé lo que me hago". Y nos dormimos. A la mañana siguiente reanudamos el viaje. Yo no decía nada. Pero estaba segura de que todos esos cactus los había visto antes. Y el paisaje no cambiaba nunca, y atardecía siempre sobre aquel bonito motel en el arcén de una carretera repetida. "Friedrich", decía yo, "¿verdad que nos casaremos?". "Sí", contestaba él, "Cuando lleguemos a Las Vegas".

martes, 12 de diciembre de 2006

Algunas rubias no son tontas


Rachel Legrain-Trapani, recien coronada miss Francia, es estudiante de Filosofía pura. Sus pensadores favoritos son Platón y Sartre. Además de muy guapa, la chica parece inteligente.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Literatura Ilustrada

Leo en "El Correo" que Víctor Mora tiene intención de seguir publicando su más famosa obra, El Capitán Trueno, que acaba de cumplir 50 años.
A mi me gustan los cómics. Tengo la colección completa de Tintín, Asterix, unos 200 Mortadelos y la mitad del Capitán Trueno (8 volúmenes de unas 300 páginas frente a los 16 volúmenes que componen la colección completa). Sin embargo ni los manga ni los de superhéroes me han llamado demasiado la atención. También soy fan de El jueves.
Mi favorito es Tintín, que empecé a leer ya mayor, con unos 20 años. Hergé, su creador, está considerado el mejor historietista del mundo. Los 23 álbumes de Tintín son ya verdaderos clásicos, y han sido traducidos a casi todos los idiomas del mundo. Su precisión y detallismo, la evolución que sufren los protagonistas a lo largo de la colección, su virtuosismo gráfico y la cantidad y calidad de los secundarios (Hernández y Fernández, la Castafiore, el coronel Alcázar, Rastapopoulos...) hacen que esta serie sea inolvidable.
Si, como a mí, te gusta el personaje, visita su página, muy completa y original. La única pega es que no hay posibilidad de verla en castellano. www.tintin.com

martes, 28 de noviembre de 2006

Quentin Tarantino



BIOGRAFÍA

1963: Nace en Knoxville, Tennessee. Su verdadero nombre es Quentin Zastoupil, ya que adoptó el apellido de su padrastro. Su padre, a quien nunca conoció, era actor y músico, y su madre, tan sólo una adolescente cuando él nació.
1979: Deja el instituto. A pesar de su coeficiente intelectual de 160, nunca fue un buen estudiante. Padecía problemas de adaptación.
1991: Aclamado en el festival de cine independiente Sundance por su primera película, "Reservoir Dogs".
1994: "Pulp fiction" gana la Palma de Oro en Cannes y es nominada a siete Oscar. Gana el de Mejor Guión Original.
2004: Preside el jurado del Festival de Cannes, un privilegio sólo al alcance de directores consagrados.


Quentin Tarantino se convirtió a la primera en director de culto gracias a "Reservoir Dogs". Sus películas tienen algo que las hace diferentes, innovadoras, memorables. Acaba de terminar "Grind House", una historia de terror, dirigida a cuatro manos, junto a Robert Rodríguez, con quien ya colaboró en "Abierto hasta el amanecer" y "Sin City".
Q. T. (como suele firmar sus películas) es aficionado a trabajar con amigos. Ha colaborado en montones de proyectos ajenos, ya sea echando una mano con el guión, interpretando pequeños papeles o poniendo la pasta (y el nombre) para que nuevos directores se den a conocer. El caso es que todo en lo que participa (y participa en mucho) recibe su personalísimo toque. Es amigo personal de actores como Harvey Keitel, Uma Thurman y Michael Madsen, a quienes recurre invariablemente. Son sus valores seguros, pero en sus películas también aparecen actores ya olvidados (Travolta o David Carradine) que, con él, hacen poco menos que el papel de su vida.
Reconoce que no sabe decir «no» a un amigo, aunque en ocasiones se haga un flaco favor a sí mismo. El año pasado produjo "Hostel", de Eli Roth, un auténtico bodrio en cuyo anuncio únicamente se mencionaba el nombre de Tarantino. Una triquiñuela que nos hizo picar a muchos.
Tarantino es muy metódico en su trabajo, y su vida gira en torno al cine. Su novia es la también directora Sofia Coppola, hija de Francis Ford Coppola. Para el 2007 se espera que comience el rodaje de "Inglorious Bastards" (algo así como cabrones deshonrosos), ambientada en la Segunda Guerra Mundial, aunque por el momento no hay más que rumores al respecto.
Todas sus películas han sido bombazos de taquilla, y acogidas con entusiasmo por público y crítica, pero, a mediados de los ochenta, Tarantino trabajaba en un videoclub. Tenía fama de "freaky" entre sus compañeros. Era consumidor compulsivo de comida basura y aficionado a los cómics (ambos aparecen en todas sus películas, como expresiones de la cultura urbana americana). Ni en sus mejores sueños se hubiera figurado que, gracias a ese trabajo, acabaría siendo director de superestrellas de Hollywood. Porque fue allí, en el "Video Archive" de Hermosa Beach (California), donde conoció a Roger Avary, con quien más tarde escribiría varios guiones, entre ellos el de "Pulp fiction", su segunda película, la que le consagró definitivamente. Tarantino recuerda ese videoclub como su universidad: «Me permitió dejar de ver mi modo de ganarme la vida como un trabajo. Allí podía pasarme el día hablando sobre cine y recomendando películas».
Hay elementos que distinguen sus obras, que las hacen inconfundibles, aunque su estilo haya sido imitado. Las películas de Guy Ritchie, en general bastante potables, son claramente deudoras de las suyas y, últimamente, "El caso Slevin" reproducía escenas y ambientes utilizados constantemente por Tarantino. Pero ya sea por la estructura (laberíntica y aparentemente caótica, pero milimétricamente calculada) de sus películas, o por el tratamiento que hace de la violencia: imágenes muy crudas, incluso angustiosas, pero acompañadas de un peculiar sentido del humor que las hace divertidas, el caso es que Tarantino crea escuela.
Las historias que cuenta nunca se suceden de forma lineal. El espectador va encajando piezas y haciéndose idea de lo que sucede mediante flashbacks y regresiones «marca de la casa». Rompe esquemas y estereotipos. En "Pulp Fiction", los protagonistas eran unos mafiosos de medio pelo, unos mandaos con horarios y obligaciones que cumplir. Matones que sencillamente hacían lo que para ellos era pura rutina. Y los vemos desayunando, mientras mantienen conversaciones tan triviales como el resto de los seres humanos. Tarantino tiene una especial habilidad para dibujar a sus personajes (mafiosos, asesinos, o las dos cosas a la vez), de tal manera que nos ponemos en seguida de su parte. En "Kill Bill" estábamos impacientes por ver consumada la venganza de "La Novia", y eso que para entonces habíamos presenciado unos doscientos asesinatos, en su mayoría violentísimos. La violencia flota en el ambiente, el espectador la percibe no sólo a través de las imágenes. La agresión verbal es constante y los personajes se insultan o se amenazan, juran incluso en escenas sin golpes ni tiros. Los diálogos, agresivos pero siempre ingeniosos, sirven de contrapeso a las salvajadas que cometen los actores.

jueves, 23 de noviembre de 2006

AUTO-PARODIA DE CROWE

Ayer ví “Un buen año”, de Ridley Scott, una comedia pasable pero sin pretensiones, nada del otro mundo. Max (Russel Crowe) es un banquero estresado que hereda un viñedo, con su finca, en Francia. En ella pasaba temporadas cuando era niño y su tío Henry le daba lecciones morales mientras jugaban al tenis.
La película mezcla el presente con los recuerdos de Max, que de pequeño era una especie de repelente niño Vicente con gafas de empollón y todo. Adulto, tampoco mejora. La verdad que ver a Crowe haciéndose el despistado, mirando con ojos golosones a todas y cada una de las actrices que aparecen, y que no le hacen mucho caso, o directamente haciendo el ridículo, como en la escena de la piscina, da un poco de grima. Crowe, que no hace tanto tiempo era el galán de Hollywood, un gladiador sex-symbol que lideraba un grupo de rock, que se liaba a hostias con cualquier fotógrafo entrometido... hace un ejercicio de autoparodia, aunque finalmente salva los muebles y pilla cacho.
La verdad que la peli tiene un par de puntos. Max, en plan súper tiburón financiero, acaba de ganar 70 millones de dólares en una operación bursátil, y sale –como debe ser- el último de su oficina. El portero del edificio, haciéndose el simpático, le pregunta, por si cae algo: Señor Skinner, algún consejo? Sí, le responde, nunca acaricies a un perro en llamas.

martes, 21 de noviembre de 2006

Sigue la pista


Poner, por escrito, tu opinión sobre cualquier cosa, es algo trabajoso. Exige bastante dedicación, tiempo y sobre todo, tener algo que contar. Si tus escritos (hay quien los llama notas, apuntes, ó, los más pretenciosos, textos) no son relevantes para los demás -se supone que quien se tira varias horas redactando sus ideas las encuentra interesantísimas- entonces sólo puede servir para tu propia distracción.
Este es el problema de los blogs (al menos del mío, me temo, ya que mi intención es ofrecer pistas sobre aquello que me gusta o lo que me desagrada). En general hablaré aquí de cosas (películas, canciones, libros o personajes) que me interesan, pero que probablemente al lector no.

BLOGKEADO

Tengo un marrón importante: editar un blog. Los blogeros tienen algo de exhibicionistas, ya que, en principio, cualquiera conectado a internet puede acceder a tus opiniones. Como no considero las mías lo suficientemente relevantes, originales ni definitivas como para arriesgarme, estoy bastante bloqueado.